La Morada de las Musas, opinión:
El imaginario colectivo está lleno de tópicos, creencias y frases hechas a modo de dogmas y sentencias, pero carentes de veracidad y verosimilitud.
Se dice, en referencia al poder magnético del imán, que los polos opuestos se atraen; y esta máxima y ley natural pretendemos hacerla extensiva al resto de cosas y situaciones, entre ellas, nada menos que al AMOR.
En el amor los polos opuestos no sólo no se atraen, sino que se repelen con fuerza y frentismo.
Para que una persona encaje en nuestro mundo tenemos que tener la percepción de que forma parte de él, de que no es ningún extraño o intruso.
En nuestra urgencia por amar, y mitigar los efectos indeseables de la soledad (la cual nos cuesta aceptar y rentabilizar), nos arrojamos en los brazos de cualquiera sin sopesar las consecuencias contraídas.
No tardamos en darnos cuentas de que convivimos con alguien antagónico, antitético… Con un foráneo que ha puesto patas arriba nuestra vida, y que en nuestra ceguedad inicial (llámese enamoramiento o ilusionamiento) creíamos que era nuestra «otra mitad», o pensábamos que las menudencias de carácter, valores o proyectos dispares podríamos minimizarlos o sobrellevarlos. Craso error, nadie cambiamos (salvo por intercesión divina); somos como somos y así estiraremos la pata.
El amor requiere de complicidad, de convergencia, de un suave, apacible y estimulante balanceo en donde nadie salga lastimado, sino impulsado y reforzado.
En cualquier caso, y esto sí es sabia vox pópuli, hemos de buscar personas que nos aporten, no que nos resten, personas con las que discutir en tono y forma positivos, constructivos… No a grito pelado, crispados y sintiendo que nos roban a cada instante nuestra paciencia y energía.
Y eso no lo consiguen dos almas opuestas, sino nutridas por los mismos intereses, ilusiones, valores, visión (y misión) de la vida.
Lo demás es enmarañarnos en quimeras y salir sufriendo y dejar sufridos a nuestro paso, la gran mayoría de las veces inconsciente e involuntariamente.
Sólo nuestra “alma gemela” nos llena el corazón, almas más o menos compatibles sólo llenanarán nuestro vacío y nuestra necesidad humana y primaria de amar y recibir cariño. Y esta kamizákica aventura es tan insabora como efímera.
Niveles de unión de las almas
Cada ser humano experimenta este maravilloso hecho en diferentes planos de energía:
1. El primer nivel de unión es el espiritual: Este plano se alcanza cuando las almas gemelas están internamente preparadas para unirse. Las dos partes sienten una gran plenitud y, si la unión es espiritual, es posible que nunca más vuelvan a separarse.
2. El segundo plano es el intelectual: Las almas compatibilizan en el nivel del pensamiento, tienen puntos en comunes y proyectos que pueden compartir.
3. El tercer nivel es el emocional: Desde el primer encuentro existe una intensa afinidad y la sensación de conocerse desde hace tiempo. En este estadio, las almas gemelas se enamoran con mayor facilidad. Comparten una gran entrega y equilibrio.
4. El cuarto nivel es el físico o erótico: La pareja de almas gemelas se entregan físicamente con una pasión sin límites: durante el acto sexual, los abrazos y los besos son intensos e interminables porque en el contacto físico con su par sentirán que finalmente han encontrado el hogar verdadero.
En el plano erótico, las almas gemelas descubren desde el primer momento que su partenaire conoce su cuerpo a la perfección. Se acariciarán y besarán como si fueran un solo cuerpo y sus encuentros eróticos pueden llegar a estar más allá del tiempo y el espacio, porque ambos perciben, al mismo tiempo, que se trasportan a otra dimensión.
La sensación de libertad y de vuelo mientras hacen el amor es sublime, sienten que pueden tocar el cielo con las manos. Sin este último nivel físico, las almas gemelas no pueden reconocerse verdaderamente como pareja.
Porque los otros planos están relacionados con el amor incondicional, que puede manifestarse en amistad duradera, o como un afecto especial entre dos personas, sin llegar a formarse una relación de pareja que puede ser estable o no.
Eso dependerá de la personalidad, del desarrollo espiritual o del conocimiento mutuo y personal de cada una de las partes.
Anam Cara
(El libro de la sabiduría celta)
El alma necesita amor con tanta urgencia como el cuerpo necesita oxígeno. El alma alcanza su plenitud en la calidez del amor. Todas las posibilidades de tu destino humano duermen en tu alma.
Existes para cumplir y honrar estas posibilidades. Cuando el amor entra en tu vida, las dimensiones ignotas de tu destino despiertan, florecen y crecen. La posibilidad es el corazón secreto del tiempo. Sobre su superficie exterior, el tiempo es vulnerable a la transitoriedad.
Cada día, triste o bello, se agota y se desvanece. En su corazón más profundo, el tiempo es transfiguración.
Tiene en cuenta la posibilidad y se asegura de que nada se pierda u olvide. Aquello que parece desvanecerse en su superficie, en realidad se transfigura y aloja en el tabernáculo de la memoria.
La posibilidad es el corazón secreto de la creatividad. Martín Heidegger habla de la «prioridad ontológica» de la posibilidad. En el nivel más profundo del ser, la posibilidad es la madre y a la vez el destino transfigurado de lo que llamamos hechos y sucesos.
Este mundo callado y secreto de lo eterno es el alma. El amor es la naturaleza del alma. Cuando amamos y permitimos que se nos ame, habitamos cada vez más el reino de lo eterno.
El miedo se vuelve coraje, el vacío deviene plenitud y la distancia, intimidad.
El amor es nuestra naturaleza más profunda; consciente o inconscientemente, todos buscamos el amor. Con frecuencia elegimos caminos falsos para satisfacer esta sed profunda.
La concentración excesiva en nuestro trabajo, logros o búsqueda espiritual puede alejarnos de la presencia del amor.
En la obra del alma, nuestras falsas urgencias pueden despistarnos por completo. Lejos de ir en busca del amor, sólo debemos quedamos quietos y esperar que el amor nos encuentre.
Algunas de las palabras más bellas sobre el amor se encuentran en la Biblia. La epístola de san Pablo a los corintios es hermosísima: «El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor». Otro versículo de la Biblia dice: «El amor perfecto aleja el miedo».
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«Si un día tienes que elegir entre el mundo y el amor, recuerda:
si eliges el mundo quedarás sin amor, pero si eliges el amor,
con él conquistarás al mundo”. (Albert Einstein).