Archive for junio 9, 2010

¡Márchese Sr. Zapatero, márchese!

La Morada de las Musas, opinión:

¡A lo qué he llegado!, a enarbolar el eslogan más rancio y reiterado de la derecha española cuando con estas mismas palabras mandaba Aznar (Ansar para los amigos) al carajo a Felipe González desde el estrado del Congreso.
Yo, que admito y confieso haber votado al PSOE en todas y cada una de las ocasiones en que he ejercido este derecho democrático, hoy exijo a dicho partido que me devuelva (siquiera simbólicamente) mi voto y rompo relaciones morales e ideológicas con estos gobernantes que lejos de dar respuestas y soluciones a la ciudadanía, a la que han tiznado y contagiado  con sus miserias, la hunden, exacerban y apalean más cada día.
Con el mes de julio, aparte del consabido calor que nos aguarda, nos llegan dos «moscones picones» peliagudos en forma de subida de IVA e ídem de luz.
¿Qué se creen estos desaprensivos que tenemos una máquina de fabricar dinero en casa? Si tuvieran cara (ya se les hubiera hecho añicos como un cristal) no plantearían semejante sangría contra el pueblo ya de por sí esquilmado y esquilado a ras de piel por su abusivo succioneo.
Más parné para las “gargantas profundas” que nos han secado hasta la médula, y aquí no jipía ni un gamusino.
Zapatero: vade retro. Esfúmate, exíliate en  San Borondón y deja de ser el principal y monumental problema que tiene este país.
Sé un hombre aquí y ahora, y en un alarde efímero, en un ataque súbito de dignidad, deja de masacrar a tus conciudadanos.
Aquél Presidente otrora talantoso, adalid de equidades sociales, es hoy un penoso pelele sumido en la más desesperante y dañina inutilidad.
Tras tu deceso político no sé quién vendrá a tomarte el relevo, pánico me da sólo imaginarlo, pero tú eres ya agua estancada y maloliente que impide la salubridad y sanación de este país.
Como tanto te pavoneas, tú y tu séquito de ineptos, de que todas las medidas que tomáis lo hacéis por el bien de España, autoaplícate a rajatabla esta filosofía y no conviertas al país que un día puso en tus manos el destino de muchos millones de almas y te hizo pasearte por el mundo con un aura cuasi heroica y virtuosa, en un solar y secarral.
Aún estás a tiempo de librarte de que la historia moderna te trate y tache del “Atila” que dejó yermo el suelo patrio.
Como ya eres incapaz de florecer de ti mismo, deja que otros más osados, concienciados y capacitados tomen el mando para una nueva primavera del pensamiento, de la ética, los valores y principios que cale hondo en la conciencia de  cada hispánico ciudadano.

40 De mayo ¡Fuera el sayo!


La Morada de las Musas, opinión:

Hoy es 40 de mayo, y como reza el refrán español… Nos toca desprendernos del sayo.
Estamos teniendo (sufriendo) una versión anticipada de lo que se presupone que será el verano cuando astronómicamente debute en el almanaque allá por el 21 de este mismo mes de junio.
Y sólo unos días después San Juan con sus verbenas, hogueras y hierbabuena… Con sus sortilegios ancestrales, mágicos y catárticos.
Fiestas y celebraciones por doquier que invitan a la distensión y al escapismo por nuestra propia salud mental, y en medio del barrizal económico y emocional en que andamos sumidos media humanidad, con más razón y fervor que nunca.
Deja que el sol vaya dorando lentamente tu alma, y a la sombra y bien pertrechado de algún revitalizante refresco, léete un libro, repón fuerzas desde la reflexión para cuando la ocretud del otoño te devuelva de sopetón al “ruedo de la vida”: tú eres un guerrero valiente y honorable capaz de las mayores heroicidades humanas.
Ve liberando tu cuerpo del “follaje” asfixiante y limitador mientras engalanas tu espíritu con los más ricos y coloridos atuendos.
Que el Padre Sol brille en tu entrecejo como ese “tercer ojo” que te sabiduriza, serena y eleva al infinito de tus ilusiones.

La huelga invisible

La Morada de las Musas, opinión:

La huelga de empleados públicos acaecida ayer ha sido un estruendoso fracaso. Los sindicatos han quedado en ridículo y en entredicho.
Sinceramente la ciudadanía española en general no entiende la razones que arguyen los funcionarios para protestar, son un colectivo que no despierta muchas adhesiones o simpatías a priori, y en un contexto de crisis tan colosal no son precisamente los peores parados cuando tienen su silla y sueldo asegurados.
Las prioridades sociales, gremiales y humanas están en otra parte, no en la bancada funcionarial, y ante una emergencia de envergadura nacional como la que estamos padeciendo, la gente, en puro afán de supervivencia, lejos de movilizarse, protestar y tomar las calles… Trata salvaguardar egoísta y e individualistamente sus intereses. Es morir tercamente abrazados a la inutilidad.
A esto hay que añadir la poca credibilidad y potestad para erigirse en defensores de nada ni de nadie que tienen a día de hoy los diversos sindicatos (viciados desde su concepción), y el embotamiento e impasibilidad de la sociedad, para cerrar el círculo de este anunciado descalabro reivindicativo.
Hay muchas razones para manifestarse: más de 4 millones de parados (con especial incidencia entre los jóvenes, parados de larga duración…), tasas e impuestos abusivos (léase IVA, tarificación eléctrica, etc.), recortes sociales de todo tipo…
El repertorio de posibles contestaciones y levantamiento social es infinito y estamos perdiendo la oportunidad de cambiar el mundo removiendo por los cimientos las raíces podridas que han dejado al «árbol nutricio del bienestar» casi desecado; y las termitas antropófagas causantes de esta barrabasada siguen incólumes su camino de destrucción.
La vida nos da las herramientas y las claves para aprender y enmendar errores, y nuestra inhibición y galbana son imperdonables.
El mundo actual, caduco en sus esencias más afianzadas, necesita una urgente purga, de unos planteamientos y principios más éticos y solidarios, o el karma colectivo va a ser largo, duro y pesado.
Tenemos dos opciones: dar un golpe de timón a la historia, o dejarnos arrastrar por la marea sucia y confusa de los acontecimientos.

El deseo dormido

Me duelo de no tenerte
disperso por mi cintura,
y en mis entrañas revierte
la amargura de perderte.
No tengo calma ni cura.

En tu mirada encendida
se retrata la inocencia;
y es condenarse por vida
amar con la fe perdida
a un corazón sin conciencia.

Mi cariño se resiente,
yace apagada mi voz…
Mi lucha, mansa y muriente
busca en vano, largamente,
burlar este auspicio atroz.

Recuérdate agradecido
las horas que te esperé
a la sombra del olvido
y el amor que te he tenido,
pero del que me cansé.

Tatiana Sánchez