La Morada de las Musas, opinión:
«29» Éste es el número negro, maldito e impreso con sangre, que arroja la violencia machista en nuestro país mientras posteo estos pensamientos; pero por desgracia la sangría no cesa y el horror pugna por perpetuarse.
Canallas cortos de mente y de mano larga, cuya condición de “hombres” les queda grande por todas partes, siguen llenando el mundo de dramas y lágrimas.
No sé si habrá estudios o informes al respecto, pero como víctima propiciatoria me pregunto: ¿qué probabilidades tenemos las mujeres de que al entablar una relación con un hombre éste nos salga maltratador?
A tenor de los hechos crudos y cotidianos, y a sabiendas de que se denuncia mínimamente (por fortuna y pese a campañas orquestadas cada vez más), todas y cada una de nosotras, las mujeres, somos víctimas en potencia de un maltratador.
Sí, suena duro, tajante, demoledor… Pero nada exagerado ni descabellado, y al fragor de la crisis, cuando el bienestar se tambalea y los problemas en el seno conyugal se multiplican, el verdugo sanguinario y despiadado, vestido, tratado y tomado por hombre, se ceba aún más con su víctima.
Ser mujer es una condición de alto riesgo, lo ha sido siempre; por entregarnos a los brazos del amor caemos en las manos del terror, esas manos que un día te acarician y al otro acaban con tu vida.
¡¡¡Quien quiere, no hiere!!!
El proverbio persa dijo: «no hieras a la mujer ni con el pétalo de una rosa».
Yo te digo: «no la hieras ni con el pensamiento». (Amado Nervo).
Teléfono para víctimas del maltrato:
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