Archive for Poesía

Agonía incandescente

Retirarme al olvido de los olvidos
es lo que quiero.
Porque no me hieran los mismos
que antes me hirieron.
Ya caté de su vino,
cepa de cementerio,
que se arrastra indolente,
turbio, siniestro…
Y se bebe la sangre
de nuestros muertos.
El amor que me abate
es mi tormento:
chispa, luz, llama, humo…
Fragua de fuego,
donde yo me consumo
mientras te espero;
y de tanto esperar…
No sé qué espero.
Si te olvidé un ayer,
hoy te recuerdo,
te miro y reconozco,
pero te temo.
No eres quien adoré
de espalda a pecho.
Tú ya no eres tú,
ni yo, yo, desde luego.
En tristezas reluzco,
claro de cielo,
y en la noche me hundo
hasta los huesos.
Pero vuelve el albor,
vuelve el espejo
a dejarme sin voz,
cara ni cuerpo.
Reboso por la tierra
como el abeto,
en las cumbres del mundo
pongo mi dedo
y dibujo paisajes
donde perdernos.
Tan cual fuimos ayer,
nunca seremos,
por más que lo queramos
o lo intentemos;
serán nuestras cenizas
el esqueleto
que impasible y paciente
masculla el tiempo
y escupe la hecatombe
de sus recuerdos.
¡Adiós, adiós al mundo
de mis anhelos,
de mis amores todos,
y mis recelos!
La rara flor que fui
hoy se pudre en el suelo
y sólo se complace
oyendo sus silencios.

Tatiana Sánchez

Amor superviviente

Que no muera el amor de ninguna manera.
Lo llevamos consigo y consigo nos lleva
en miradas de luz y migajas de estrellas.
Una mano mendiga buscando compañera;
el que solo camina se perderá en quimeras,
pisará las esquirlas de la tristeza
y se hará penitente sin penitencia.
Porque el amor encrespa el mar de nuestras venas
en cascadas voraces que en el aire tropiezan
reviviendo el vigor de las almas enfermas.
Que no falte el amor en nuestra mesa.
desayuno de dichas, pan con paz de merienda,
borbotones de vino para la fiesta
rematada de sueños en la sala de espera.
Colección de cariños en la cabeza:
los fieles, los ingratos, vividores, ascetas…
predicadores falsos de visiones perfectas,
y el museo de máscaras que a diario se muestra.
El amor es amante de quien lo quiera,
y enemigo feroz de quien lo hiera.
Que no acabe el amor en nuestra puerta.
que reparta en la calle sus pertenencias
a gritos, entre abrazos, caras contentas.
En gente sin edades, sin apariencia.
Pues éste no conoce las etiquetas
que se ponen los hombres en sus vendetas.
La lucha por el Cielo se nos presenta
de cara a Dios, fervientes, y al otro afrenta.
¡So pena de infelices sin darse cuenta
que sólo se recoge si antes se siembra!
Que no deje el amor de hendir sus flechas
sobre los seres todos que hay en la Tierra.
La sangre nos advierte, el dolor enseña,
a valorar la vida que se nos presta.
Mis lágrimas tus hombros de hombre bordean,
indócil caballista que en la frontera
vuelve atrás a buscarme para que vuelva,
y una bala en el pecho le descompensa.
Vivir: amar para exigir que el morir sea
encontrar el amor en sus esencias.
¡Qué no muera el amor,
que igual que el corazón
Este mundo se hiela!

Tatiana Sánchez

Ruta marina

En este mar bravío
como es la vida
bogamos cual navíos
a la deriva,
sin rumbo ni horizonte
que nos sorprenda
donde viven los hombres
de sus prebendas.
Temporal que arrebata
de nuestras almas
la expresión que delata
desesperanza.
Y se estrecha el camino
sobre las aguas
por cortarnos el hilo
de nuestra andanza.
Nos preserva la lona
del firmamento
del salitre que borra
los sentimientos.
Rebelión en la popa
que nos previene
del furor de la tropa
falta de bienes.
Enmudece el rugido
de la tormenta
el más leve latido
de la existencia.
Desgarrada bandera
que abate el viento
si el reloj de las horas
atrapa el tiempo.
Navegar vagabundo
que nos distancia
del murmullo del mundo
y de su asechanza.
Algo oculta el sendero
de nuestra nave,
ya que un sino certero
no tiene nadie.

Tatiana Sánchez

Compases del crepúsculo

Hay un desasosiego
cuando amanece,
y una esfera de fuego
mi alma ennegrece.

Aromas boreales,
hierba y rocío,
encuentros invernales,
citas en el estío.

¡Qué no amanezca nunca
lucero mío!

Agónica batalla,
y al despedirme,
un alud de metralla
se allega a herirme.

Silencio sombreado,
cama y olvido,
y al corazón burlado
llanto sentido.

¡Qué nunca llegue el día
descolorido!

El alba me atormenta,
me aturde el sol.
La luz se me presenta
cual arrebol.

No quiero ventanales
para mirar
paisajes espectrales
de amores sin cuajar.

¡Qué la noche me acune
para soñar!

Tatiana Sánchez

La última utopía

Navego en tu corazón
como barco de papel,
patinas sobre mi piel
cual pastilla de jabón.
Este naufragio de amor,
y este pacto de poder,
nos hace reconocer
mundicias sin más valor.

Somos dos locos gentiles,
fantasma de fantasía,
que van denunciando a miles
falacias y fechorías.
¿Vale la pena luchar
por tanta putrefacción?
¡Sí!, vivos podemos amar,
muertos no habrá redención.

Tatiana Sánchez

Poema del falso progreso

Sólo después de que el último pez haya sido pescado…
Sólo después de que el último árbol haya sido talado…
Sólo después de que el último río haya sido drenado…
Sólo entonces comprenderás que el dinero no se puede comer.

«El hombre ha hecho de la Tierra un infierno para los animales». (Arthur Schopenhauer ).

San Antonio de Padua "El Panificador de los pobres"

La Morada de las Musas, opinión:

Onomásticamente hablando hoy es el día de San Antonio de Padua, uno de los santos del calendario católico más universales, venerados y milagrosos.
Un santo capaz de ayudarnos a encontrar las cosas perdidas, o en el caso de las mujeres, novio; ¡casi ná para los tiempos que corren!
También es capaz de congregar en torno a una verbena y un organillo a un par de “chulapos” marcándose un chotis.
Y sobre todo es el santo sobre el cual se asienta la antigua, hermosa y solidaria tradición de que todo pobre tenga su pan.
Hay muchos hogares en el mundo sin este elemento sagrado y sustancial: el pan, el pan de cada día y en cada mesa de cada hogar.
Yo, partidaria y defensora de un estado laico, y ante las opiniones permanentes de que la Iglesia se autofinancie, destaco y admiro -como cualquier persona racional y de bien- la ayuda en forma de alimento sobre todo, pero también de ropa y de muchas otras emergencias o carencias humanas, que ésta lleva a cabo.
Su labor en esta esfera, ya de por sí encomiable, se  ha visto remarcada  y reforzada debido a la tan cansinamente cacareada crisis que ha multiplicado el número de menesterosos en nuestro país.
Campechano y dadivoso San Antonio, «Lirio inmaculado de nuestro amparo», reparte tus bendiciones sobre nosotros en forma de pan para que nuestro cuerpo, nutrido y robustecido empuje a nuestra alma a consumar su mandato divino.

El Pan de los Pobres

Responsorio a San Antonio de Padua

Si buscas milagros, mira:
muerte y error desterrados,
miseria y demonio huidos,
leprosos y enfermos sanos.

El mar sosiega su ira,
redímense encarcelados,
miembros y bienes perdidos
recobran mozos y ancianos.

El peligro se retira,
los pobres van remediados;
cuéntenlo los socorridos,
díganlo los paduanos.

El mar sosiega su ira,
redímense encarcelados,
miembros y bienes perdidos
recobran mozos y ancianos.

Gloria al Padre, Gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo.
Ruega a Cristo por nosotros,
Antonio divino y santo,
para que dignos así
de sus promesas seamos.

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PAN

Dejaron un pan en la mesa,
mitad quemado, mitad blanco,
pellizcado encima y abierto
en unos migajones de ampo.

Me parece nuevo o como no visto,
y otra cosa que él no me ha alimentado,
pero volteando su miga, sonámbula,
tacto y olor se me olvidaron.

Huele a mi madre cuando dio su leche,
huele a tres valles por donde he pasado:
a Aconcagua, a Pátzcuaro, a Elqui,
y a mis entrañas cuando yo canto.

Otros olores no hay en la estancia
y por eso él así me ha llamado;
y no hay nadie tampoco en la casa
sino este pan abierto en un plato,
que con su cuerpo me reconoce
y con el mío yo reconozco.

Se ha comido en todos los climas
el mismo pan en cien hermanos:
pan de Coquimbo, pan de Oaxaca,
pan de Santa Ana y de Santiago.

En mis infancias yo le sabía
forma de sol, de pez o de halo,
y sabía mi mano su miga
y el calor de pichón emplumado.

Después le olvidé, hasta este día
en que los dos nos encontramos,
yo con mi cuerpo de Sara vieja
y él con el suyo de cinco años.

Amigos muertos con que comíalo
en otros valles, sientan el vaho
de un pan en septiembre molido
y en agosto en Castilla segado.

Es otro y es el que comimos
en tierras donde se acostaron.
Abro la miga y les doy su calor;
lo volteo y les pongo su hálito.

La mano tengo de él rebosada
y la mirada puesta en mi mano;
entrego un llanto arrepentido
por el olvido de tantos años,
y la cara se me envejece
o me renace en este hallazgo.

Como se halla vacía la casa,
estemos juntos los reencontrados,
sobre esta mesa sin carne y fruta,
los dos en este silencio humano,
hasta que seamos otra vez uno
y nuestro día haya acabado.

Gabriela Mistral

CREMATOLATRÍA

Os presento a un poeta de voz joven, actual, comprometida, sensibilísima y rotunda; es extremeño, como ésta que administra este Blog y que comparte profesión con él.
La Poesía no ha de mirarse el ombligo llena de excesivo esteticismo e intríngulis, sino ha de hacer reflexionar y movilizar conciencias, máxime en un mundo y circunstancias que necesitan de un giro abismal, didáctico y catártico del pensamiento humano.
Disfrutad, honda y serenamente, de estas rimas rezumantes de frescura, sorna y sabiduría.

«Hay quienes se revuelcan en el dinero como los cerdos en el barro». (Tatiana Sánchez).

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Ya no sube el que sabe, sí el que engaña
en un mundo, ya inmundo sumidero
donde el único dios es el dinero
con que escala el más cuco la cucaña.

Yo no sé con qué hechizo o artimaña
ha extendido su culto al mundo entero
este dios insaciable y milagrero
que, en su red nos atrapa tal araña.

Empresarios, banqueros, mercaderes…,
lo veneran con culto vitalicio
porque suban su bolsa y sus haberes.

Y, en sus sucios negocios, no hay resquicio
para el sacro cultivo de saberes
por el bajo interés y el sacrificio.

Wenceslao Mohedas Ramos

(Clicando sobre el nombre del poeta cacereño accedes directamente a su Blog).

Hermano mío que estás en los cielos

9 Años sin ti, con sus meses, semanas, días, horas… Sin verte sonreír, caminar, prosperar, madurar… Sin ser testigo de tu felicidad ni pañuelo de tu consuelo.
Mi querido hermano de juegos y sueños: cuánta falta me  haces en mi vida, cuántos secretos soterrados en el silencio, cuántas confidencias frustradas o truncadas.
En la plenitud de tu juventud, y como amante y apasionado de los viajes, te embarcaste en la odisea de traspasar los confines de la tierra, hasta adentrarte en el feudo de la eternidad.
Ahora, con la flor de tu recuerdo lozana en el pensamiento, sólo me resta esperar, pedir y desear un nuevo encuentro contigo en las más altas esferas de la espiritualidad.

Y la muerte no tendrá poder

Y la muerte no tendrá poder.
Desnudos los muertos, ellos serán uno
con el hombre del viento y la luna del oeste;
cuando los huesos descarnados limpios se dispersen,
astros tendrán por codo y pie;
aunque enloquezcan serán cuerdos,
resucitarán aunque se hundan en el mar;
aunque los amantes se pierdan quedará el amor;
y la muerte no tendrá poder.

Y la muerte no tendrá poder.
Bajo las envolturas del mar largamente tendidos
no morirán a la intemperie;
aun retorciéndose en el potro mientras ceden sus tendones,
atados a una rueda, no se romperán;
la fe en sus manos ha de partirse en dos
y los han de atravesar males unicornes;
escindidos los extremos, ellos no se quebrarán;
y la muerte no tendrá poder.

Y la muerte no tendrá poder.
Nunca más podrán chillar las gaviotas en su oído,
ni las olas romper rugientes en la orilla;
donde alentó una flor nunca más una flor
podrá erguir su cabeza a los golpes de lluvia;
aunque estén locos y muertos como piedras,
las cabezas de los personajes martillean entre las margaritas;
estallan bajo el sol hasta que el sol se apague,
y la muerte no tendrá poder.

Dylan Thomas

“Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño, así una vida bien usada causa una dulce muerte”. (Leonardo da Vinci).


El deseo dormido

Me duelo de no tenerte
disperso por mi cintura,
y en mis entrañas revierte
la amargura de perderte.
No tengo calma ni cura.

En tu mirada encendida
se retrata la inocencia;
y es condenarse por vida
amar con la fe perdida
a un corazón sin conciencia.

Mi cariño se resiente,
yace apagada mi voz…
Mi lucha, mansa y muriente
busca en vano, largamente,
burlar este auspicio atroz.

Recuérdate agradecido
las horas que te esperé
a la sombra del olvido
y el amor que te he tenido,
pero del que me cansé.

Tatiana Sánchez

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