La Morada de las Musas, opinión:
Siempre lamentándose para hincar el diente, meter la mano, y cebarse a fondo y ferozmente sobre todo con las economías domésticas modestas.
Así son y funcionan las eléctricas de este país: una camarilla de cuatreros que bajo el amparo y aplauso del Gobierno no paran de perpetrar sus tropelías bajo los más diversos y disparatados discursos.
Igual no te envían la factura del consumo eléctrico generado en un mes, como te pasan a cobro 5 juntas de golpe y porrazo.
¡Vaya artimaña y engañifa esto de abonar el “recibo de la luz” mes a mes! Han multiplicado por dos lo que previamente nos birlaban.
Así están las oficinas de estas compañías con kilométricas colas, y desde primeras horas de la mañana, para reclamarles todo tipo de incidencias en su servicio y facturación.
Una escalada de abusos que no parece tener fin ante el ansia “eurotera” de estos magnates del mangoneo.
¿Crisis? Sí, de integridad. Mientras los bolsillos de unos menguan vertiginosamente, la bolsa de otros se hincha ostentosamente. Y no hablo precisamente de la bolsa escrotal de estos eunucos éticos, sino de ese “canut” fortalecido que el dicho catalán ha extendido por toda España.
Estarán frotándose las manos los jerarcas de estas empresas con este severo invierno que estamos sufriendo, y no precisamente para calentarse las manos, sino por la tajada monumental que le están sacando a las inclemencias climáticas.
¿Habrá una fuerza secreta o pacto oscuro que haga doblegarse y claudicar al tiempo a favor de la bulimia dineraria de estos masones del mercadeo?
Somos esclavos de nuestra propia comodidad y hábitos de consumo, por más básicos e inalienables que éstos resulten; razón, respaldo y soporte que hacen suyos estos villanos para llevarnos a la silla eléctrica de su perpetuo saqueo.
Nuestra hacienda chamuscada, los plomos de nuestra paciencia saltados por completo. Y sus cuentas bancarias y de resultados más refulgentes que una feria o verbena.
¡Olé la España de la pandereta y las banderolas!